Clark, A. & Chalmers, D. 1998. The Extended Mind. Analysis 58: 10-23.
En este artículo de Clark & Chalmers, la idea central es la del 'externalismo activo’. En contraste a la versión ‘externalista’ de Putnam y Burge, que da un carácter pasivo a los elementos del ambiente externo, los autores proponen un rol activo del ambiente tanto en la ejecución de los procesos cognitivos como en la conformación de su sustrato físico, planteando que ciertos factores externos al organismo, relevantes en alguna tarea determinada, pueden determinar la cognición animal en general, y humana en particular.
Se afirma que la remoción de componentes extra-craneales relevantes a la ejecución de una tarea cognitiva va en desmedro de la competencia conductual, tal como si se tratara de la remoción de alguna parte del cerebro biológico. Según esta visión, el organismo se acopla a las entidades externas del entorno inmediato, incorporando al mundo como parte de los procesos cognitivos. Al realizar ‘acciones epistémicas’ que permiten alterar el mundo y potenciar procesos cognitivos –según los propuesto por Kirsh y Maglio-, se superaría la explicación causal insatisfactoria de los enfoques tradicionales que confinan la cognición a los límites del cuerpo (la piel o la cabeza). En otras palabras, los procesos cognitivos dependen directamente de los recursos "computacionales" disponibles en el ambiente, y sus límites se extenderían fuera de nuestras cabezas.
Un simple ejemplo de este externalismo activo ocurre con el uso del juego computacional llamado Tetris. En este caso, una posible interpretación de ciertos estudios muestra que los sujetos tienden a rotar aleatoriamente la posición de las figuras, no sólo para hacerlas calzar en un casillero determinado (en virtud de una acción no planeada), sino que también como una manera de determinar con mayor facilidad si la forma y el casillero son finalmente compatible.s Naturalmente, los sujetos pueden rotar mentalmente las figuras, y luego ejecutar la acción física correspondiente, pero la evidencia muestra, consistentemente, que la rapidez y eficacia en esta tarea es mayor cuando previamente tiene lugar la rotación física de las figuras en tanto "acción epistémica" (1.000 milisegundos aprox. v/s 300 milisegundos aprox.).
Imagínese ahora que en un futuro ("ciberpunk quizás") se encuentra la manera de implantar tarjetas de juegos como el Tetris en nuestros cerebros biológicos, de alguna manera equivalente a la que hoy en día se conectan nuestras manos y dedos al cerebro. Y que en vez de utilizar nuestros dedos para realizar la terea de rotación, el dispositivo implantado y nuestro cerebro, -¡conjuntamente!- llevaran a cabo dicho proceso como un ensamblaje de recursos físicos literalmente acoplados. Ese es precisamente el punto que se pretende defender a través de la Hipótesis de la Mente Extendida (HEM, en inglés), con la salvedad de que dicho acople es algo que ocurre siempre de manera contingente, con cualquier set de artefactos (e.g. símbolos materiales, libros, y aspecto de la cultura en general) que actúe como constreñimiento para una cognición extendida. Si esta hipótesis fuera correcta, la distinción intra/extra-craneal que nuestra intuición le atribuye a los sistemas cognitivos carecería de validez. En dicho caso, surgen ciertas interrogantes tales como:
¿Es la mente algo que sólo existe en el presente?; ¿De qué manera el ambiente ha constreñido el desarrollo y la evolución de la cognición?; ¿Cómo debiera cambiar la metodología de la investigación científica según esta nueva visión de la cognición extendida?
En el marco de estos planteamientos, resulta central la manera en que el lenguaje humano ayudaría a "extender" la cognición en el mundo, en virtud de sistemas "activamente acoplados". En esta perspectiva, el lenguaje funciona, a lo largo de nuestras vidas, como un recurso material confiable íntimamente vinculado al cerebro, el cuerpo y al ambiente (vale decir, "el mejor de nuestros artefactos") que permite dar forma a las rutinas cognitivas que ayudan a constituir el pensamiento humano, y que subyacen a nuestra conducta inteligente.
El resto del artículo proporciona interesantes reflexiones en torno al sustrato externalizable/extendible de las creencias y la identidad de los agentes cognitivos. En este último caso, la pregunta es: “¿pueden nuestros estados mentales estar constituidos por los estados de otros agentes pensantes?”. Es decir, ¿puede darse la cognición socialmente extendida? La respuesta que dan los autores es positiva, y plantea implicancias morales y sociales, toda vez que la intervención en el ambiente de una persona pueda significar también una intervención en la persona misma, o bien, que cierto tipo de actividad social sea concebida ya no sólo como acción y comunicación, sino directamente como pensamiento.
.
2 comments:
No estoy convencida de que la mente huma ayude a extender la cognicion del mundo, porque la extiende, si es asi para la misma mente, segun ella percibe.
Post a Comment